lunes, 7 de septiembre de 2009

EL FLUOR





El flúor es un mineral que nuestro organismo necesita para cumplir funciones tan importantes como el fortalecimiento de los dientes y de los huesos, pero las necesidades de este mineral son pequeñas, es por eso que se le denomina micromineral.

Aunque necesitemos pequeñas cantidades de flúor, no implica que no debamos prestarle atención, pues su déficit puede provocar algunos problemas de salud. Para empezar, este micromineral colabora en la formación del esmalte dental, por lo que es muy importante que en las dietas para embarazadas se incluyan las cantidades diarias de flúor necesarias para el desarrollo dental del futuro bebé, que comienza en el primer mes de embarazo, y para el cuidado de los dientes de la futura mamá.

Además, el flúor tiene agentes antibacterianos, gracias a esto colabora en la prevención de la caries dental. Tanto los adultos como los niños nos beneficiamos de ello, aunque los menores son los más beneficiados, ya que sus dientes están en formación. Una adecuada higiene bucal infantil y la ingesta de flúor necesaria es una combinación ideal para combatir los posibles problemas dentales.

El flúor también participa en el aumento de la densidad de los huesos, diversos estudios han mostrado que un aumento en el consumo de este micromineral hace que también aumente la densidad ósea de la población.

Pero en absoluto hay que abusar, de hecho, un excesivo consumo de flúor es negativo para la salud, las cantidades diarias recomendadas de este micromineral no deben superar los 4mg/día para el hombre, 3mg/día para la mujer y entre 2-3mg/día para niños y adolescentes, una absorción superior podría provocar, entre otros problemas, fluorosis dental o alteraciones neurológicas en los peores casos. Este problema es poco común, pero puede aparecer tras una dosis excesiva de flúor durante años.

Las principales fuentes de flúor se encuentran en el agua potable, el pescado, los mariscos y algunas verduras como la col y las espinacas, el trigo, el tomate, los espárragos, el arroz, las uvas, el té, etc.

También encontramos en el mercado la sal fluorada y yodada, que es la más recomendable para nuestro consumo, además del dentífrico o los enjuagues bucales, que también son una fuente que aporta flúor a nuestros dientes.

Una forma de controlar la ingesta de flúor es leer las etiquetas de las aguas minerales y elegir las que tienen un contenido de flúor bajo, unos 0,25 mg/l., esto es una ayuda para conocer parte de la dosis de flúor que tomamos y que proporcionamos a nuestros hijos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario